Las empresas pequeñas (16.8 millones de 1 a 99 empleados) y medianas (105 mil de 100 a 499 empleados) tienen un peso estratégico al representar más de 90% del número total de las organizaciones en América Latina, además de crear 6 de cada 10 puestos. Sin embargo, desde la perspectiva de producción, las Pymes no están siendo productivas en la misma proporción. Actualmente, estas empresas solo aportan 25% del PIB, lo cual es menos de la mitad del PIB generado por las Pymes en Europa (56%), que también representan más del 90% del total de las organizaciones en dicha región.
La razón de esta brecha sustancial puede deberse, desde el aspecto macroeconómico al bajo nivel de integración y coordinación con el resto del aparato productivo (condiciones de mercado y regulación); desde el aspecto microeconómico, puede ser la lenta transición a la digitalización que podría contribuir a una mayor productividad y competitividad mediante tecnologías o procesos que generen resultados directos en el negocio. Para tener un punto de referencia, el World Economic Forum señala que en América latina las empresas califican en promedio solo 53.8 puntos en dinamismo en los negocios y 34.3 en la capacidad de innovación sobre 100 puntos considerados en el ecosistema de innovación para medir la competitividad.